P. Luis Alarcón Escárate
Vicario Episcopal Talca Ciudad y Pastoral Social
Capellán Universidad Santo Tomás Talca
Jesús dijo a sus discípulos: Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y Él separará a unos de otros, como pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquéllas a su derecha y a éstos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: <<Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; era forastero, y me alojaron; estaba desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver>>. Los justos le responderán: <<Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?>>. Y el Rey les responderá: <<Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo>>. Luego dirá a los de su izquierda: <<Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; era forastero, y no me alojaron; estaba desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron>>. Éstos a su vez, le preguntarán: <<Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, forastero o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?>>. Y Él les responderá: <<Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo>>. Éstos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna (Mateo 25, 31-46).
En este domingo que es el último del año litúrgico, se nos presentan textos que ponen énfasis en la humildad o en el servicio de quien se ha constituido el Rey de nuestra vida. Es una actitud que conquista y que enamora a los que se encuentran con Jesucristo y les provoca una adhesión que toca toda la vida. El hombre o mujer que ha tenido verdadero encuentro, recuerdo al padre Hurtado que dice: “Quien mira una sola vez hacia los ojos del Señor, no se le olvidará jamás” y luego dice que esa mirada que no “quema” te mueve a darlo todo y lo mejor por servir o “imitar” esa forma de vivir.
En un tiempo en el cual las dinastías reales están en decadencia, y son pocas en el mundo, nuestro Señor sigue conservando ese título, pero lo hace en una forma que resulta contradictoria con la imagen que nos hemos hecho o conocemos de los reyes. La actitud de reinar que tiene Jesús se identifica con una preocupación especial por los más pobres de la tierra, no tiene apego a los lujos ni a los títulos nobiliarios, sino que propone renunciar a aquellos y hacerse servidores.
El reinado de Jesús se vive en una aceptación vital que te lleva a transformar los criterios, las búsquedas de las personas para que todo sea libremente asumido. Cuando la gente se plantea el tener que renunciar a tantas cosas para vivir su fe, seguramente en algún momento va a flaquear porque eso es soportar con voluntarismo las dificultades que la propia vida y las relaciones con los demás nos plantean a lo largo de nuestra existencia. El que se encuentra con Cristo hace una opción de vida y de fe para siempre estar atento a los demás y lograr que cada uno se descubra y logre entrar en la dinámica de construir el reino de Dios en donde le toca vivir.
Y ahí está la invitación a todos. “Vengan, benditos de mi Padre a compartir la alegría que les pertenece”. Porque han vivido, han sido creadores junto con Dios de todo lo que hace bien, no por cumplir una religión o un mandamiento, sino porque han superado la ley, lo han dado todo. El juicio entonces no es revisar lo hecho y castigar o premiar, sino que será el que cada uno alcance el sueño de su vida, por el cual han luchado desde que nacieron, han llegado al amor perfecto que siempre han demostrado.
Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, domingo 26 de noviembre.