P. Luis Alarcón Escárate
Párroco San José-La Merced Curicó
Vicario Episcopal Curicó y Pastoral Social
Capellán CFT-IP Santo Tomás Curicó
Jesús resucitado se apareció a los Once y les dijo: <<Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará. Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si bebe un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los sanarán>>. Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban (Marcos 16, 15-20).
Hace ya algunos años que en nuestra Iglesia diocesana se inició un proceso de preparación del Ministerio de la Mujer y ya están próximas a ser enviadas. Ha sido un hermoso diálogo entre los hermanos de consejos zonales y en las reuniones más importantes de nuestra comunidad, como son el Consejos de Pastoral Diocesano. En cada uno de ellos se ha visto que el envío de Jesús a los Apóstoles, que leemos en este día no es exclusividad de los varones. Y no tiene como fundamento las distintas causas reivindicativas de la mujer, que siendo válidas, en este caso no es por la simple igualdad ideológica sino porque hay una expresión anterior de Dios que nos ha creado iguales en dignidad, una razón ontológica. Somos imagen de Dios, hombre y mujer. La imagen de la “costilla de Adán” solo expresa esa identidad, no una superioridad del varón. Por lo tanto, surge el desafío de vivir ese ministerio de hacer presente los dones del Señor en todo tiempo y en todo lugar.
Es una constatación evidente que todas nuestras comunidades cristianas son, en su mayoría, animadas por mujeres. Y era una práctica, “semioficial” que a los esposos de estas mujeres los nombraban ministros enviados. Hoy, nos damos cuenta de que pueden realizar esta y muchas otras actividades dentro de su compromiso laical de ser Iglesia. Seguramente tendremos que reflexionar aún más acerca de lo que significa un ministerio femenino regular. Seguramente los horarios, las tareas, tendrán que ser muy bien determinadas de acuerdo con cada situación para fortalecer algo que también lo poseen los varones ministros enviados, en los que se acentúa que su primer compromiso es con la familia propia.
Y en cuanto a los diversos ministerios laicales, que importante es saber que Jesús a todos nos envía para que seamos anunciadores de su palabra de amor por todos los rincones del mundo. Es una vocación que se expresa en todos los ambientes de la vida humana. El anuncio de Jesús debe ser servicio en lo político y vivido como un verdadero ministerio; se expresa en la educación y en la salud, en lo rural o lo urbano. Todo lo que hacemos como servicio en bien de los hombres, es un ministerio que habla de la grandeza de Dios presente en nuestro mundo. La mejor palabra que podemos pronunciar es la de hacer vida el servicio, la solidaridad, la justicia; es esa palabra la que despertará la fe y la adhesión a una iglesia que se ha alejado del corazón de muchos, incluso fieles católicos.
La invitación para todo hombre y mujer en este tiempo de la historia será entrar en esta dimensión que no parte de una exigencia legalista, sino de una experiencia de encuentro con el sentido profundo de la vida y que como respuesta me mueve a vivir mejor.
La Ascensión del Señor no es la lejanía, sino que significa su encarnación profunda en humanidad; quien, por ese soplo de vida del Espíritu Santo, podrá hacer notoria su presencia. Aquella que experimenta todo convertido que ha recibido la palabra, el consuelo, la compañía, de algún misionero que vive su ministerio laical en medio del mundo.
La Ascensión del Señor, domingo 12 de mayo 2024.