Tras 40 años de servicio, el 30 de abril Fernando Santelices Céspedes dejó de ser trabajador del Obispado de Talca, siendo hasta esa fecha director del Depto. de la Contribución a la Iglesia. En esta entrevista da gracias por todo este tiempo en que tuvo la oportunidad de hacer un trabajo apasionante.
¿Por qué tomó la decisión de retirarse?
Este tiempo no ha sido fácil para mí. Estuve tan cerca de la muerte y Dios me regala un tiempito más. ¿Qué me estará diciendo? Su mensaje es claro: baja las revoluciones, cambia tu ritmo de vida, aprovecha bien este tiempo, descansa, reza, mantente siempre muy unido a mí, valora y agradece cada nuevo día, disfruta estos años que te regalo con tu familia, tu esposa, tus hijas, tus nietos, tus amigos. Vive plenamente. Yo estoy contigo siempre. Dios me regala una nueva oportunidad y quiero aprovecharla muy bien.
¿Cómo han sido estas cuatro décadas de trabajo?
Son 40 años sirviendo con cariño y entrega a mi querida Iglesia, haciendo campañas sábados y domingos, recorriendo parroquias. Ha llegado el momento de dar un paso al costado. Más de la mitad de mi vida en este servicio, con luces y sombras, con aciertos y errores, pero siempre intentando dar lo mejor de mí. He cumplido un ciclo, nuestra Iglesia necesita personas más jóvenes, dar paso a nuevas generaciones con mayor energía y dinamismo, con otra visión. Hay que saber retirarse a tiempo.
Los inicios en el 1% ¿cómo fueron?
Se partió de cero. Había que construir todo. Hacer un largo y paciente trabajo de motivación, en los fieles y en los agentes pastorales y consagrados. Vivíamos en una Iglesia que recibía mucha ayuda internacional y no era fácil dar el paso a una Iglesia que intenta vivir del aporte de sus hijos. Gracias a Dios, don Carlos avizoraba los nuevos tiempos. Su apoyo fue fundamental. Me entregaba tanta confianza, valoraba mi servicio, me hacía sentir útil e importante. Se la jugó por el tema, se involucró.
Al comenzar se planificó. Se recorrió parroquias, se capacitó equipos de trabajo, se hizo campañas en distintas parroquias de la diócesis. Como no recordar la meta del primer año: buscar 100 cristianos que quieran comprometerse establemente con su iglesia aportando su 1%.
¿Cuáles han sido las mayores satisfacciones en estos años?
Ha sido un tiempo fascinante, de muy ricas y variadas experiencias. He tenido el privilegio de acompañar a gente tan buena y sencilla, y con tanto cariño a nuestra Iglesia, nuestros queridos visitadores. De ahí nace mi primera publicación “Espiritualidad del visitador del 1%” que circula en todo el país, con 11 ediciones y 25.000 ejemplares.
Se hizo otra publicación en 1987, “La C.A.L.I.” que presentó don Carlos: “Me parece que el autor ha realizado un hermoso trabajo de síntesis apoyado en la Biblia y en la experiencia de estos años en los cuales él ha puesto sus energías y su corazón en forma abnegada y eficiente”. Tiene 3 ediciones con 5.000 ejemplares. También se publicó: “65 fichas de formación para visitadores del 1%”.
¿Es verdad que los pobres son los más comprometidos con el 1%?
He conocido en estos años a tantas “viudas pobres” que contribuyen con esfuerzo y cariño. La generosidad, la fe y el cariño a su Iglesia de los más pobres es impresionante. Los pobres nos evangelizan. Un día don Carlos me dijo: “El mayor logro del 1 % no es el dinero recaudado, que no deja de ser importante, sino el que cada vez más gente sienta a la Iglesia como suya”.
Al momento de despedirse ¿a quién dar gracias?
Si hay algo que quisiera decir, no es otra que muchas e infinitas gracias. Agradezco muy sinceramente a Dios y a mi Iglesia, la oportunidad que se me ha dado de servir por tantos años en ella y trabajar en algo que me gusta y apasiona. Agradezco, la confianza de los tres obispos con los que me ha tocado trabajar. También a sus auxiliares: Alejandro Jiménez, Pablo Lizama y Alejandro Goic.
Se vienen a mi mente los rostros de tantos visitadores. Los logros obtenidos sin su valioso concurso habrían sido imposibles. Gracias, infinitas gracias, de lo profundo de mi corazón, que Dios les premie tanta generosidad y cariño por nuestra Iglesia. A nuestros coordinadores Rene Alarcón en Curicó, Iván Caamaño en Talca y Leonilda Valenzuela en la Costa. A mis fieles colaboradores de tantos años: Patricia Retamal y Jaime Herrera Bravo, y últimamente Juan Araneda y Luis Ramos. Hicimos un buen equipo. No puedo dejar de mencionar a Leandro Garrido Casanova, que diseñó y es el soporte de la web Cali. Fuimos pioneros en el sistema computacional. Muchas gracias Leandro.
A tantos sacerdotes y agentes pastorales que me ayudaron. Agradezco al padre Galo Fernández su cercanía, su escucha atenta, la confianza y el respaldo que me ha entregado. He sentido su cariño. En su persona agradezco a mi querida Iglesia por permitirme ser uno de sus agentes pastorales en este servicio sencillo, humilde, pero tan necesario para el sustento de la labor pastoral.
A mi familia, a mi esposa y mis hijas que me han apoyado permanentemente. Pido disculpas también por los errores cometidos y a las personas que pude haber ofendido en este tiempo.
(Entrevista publicada en la edición Nº 486 de la revista COMUNICANDO, junio 2021)