Un hermoso recorrido por diversos lugares de la Zona Costa efectuó el pasado fin de semana la imagen de Nuestra Señora de las Mercedes de Limávida, siendo acompañada a su paso por los más sencillos que ven en ella a la madre protectora que cuida de todos sus hijos.
En el mismo santuario de Limávida se llevó a cabo la Novena a la Mercedita convocando a numerosos fieles, entre el 02 y el 10 septiembre. El sábado 11 la Virgen salió a peregrinar por distintos puntos, destacando las misas en las parroquias de Villa Prat y La Huerta de Mataquito. Por la tarde retornó al santuario para celebrar la Misa de la luz.
El domingo 12 la Virgen de Limávida salió con rumbo al santuario de Santa Teresa de Los Andes de Paula, lugar en que se celebró la Eucaristía solemne presidida por el obispo de Talca, el padre Galo Fernández Villaseca.
Al comienzo de su homilía nuestro pastor hizo referencia al deber de seguir manteniendo los cuidados en medio de la actual pandemia, motivo por el cual la Mercedita salió de su santuario en Limávida para celebrar junto a los fieles en diversos templos de la Costa.
“Una dificultad es siempre la oportunidad para expresar con mayor profundidad cosas que están en lo hondo del corazón. Ahí hay un gran amor y gratitud a la Santísima Virgen María, Nuestra Señora de las Mercedes, que tiene larga tradición en muchos, que nos habla de añoranza de padres y abuelos que han vivido de la mano de la Virgen su camino de vida y de fe”.
A pesar de las dificultades “encontramos los caminos para encontrar ese amor (…) en tiempo de dificultades ánimos de unos a otros, hay que sacar fuerzas de adentro, pero el profeta en la primera lectura nos dice ‘El Señor es quien me ayuda’. Han sido momentos duros que aún no han terminado, y todos podríamos expresar la ayuda que hemos experimentado del Señor y su Santísima Madre, quienes no han dejado de acompañarnos”, dijo el padre Galo.
Un tiempo para preocuparnos unos de otros
“La presencia de la Virgen por las parroquias de la Costa nos recuerda que somos peregrinos. Antes éramos nosotros los que acudíamos al santuario de Limávida, ahora ella es la que camina con nosotros. La segunda lectura nos invita a levantar la mirada y ver a nuestro lado, la fe sin obras es cosa muerta dice el apóstol. Este tiempo ha sido para preocuparnos unos por otros; me ha conmovido mucho ver personas que viven con adultos mayores y que se vuelven muy rigurosos en el cuidado personal por el temor de llevar el virus a una persona querida. Y con dolor hay que decir lo contrario, personas que no se cuidan sabiendo que pueden afectar a otros”, recalcó el obispo de Talca.
Este cuidado ha traspasado lo meramente sanitario, en virtud de compartir lo que tenemos para ayudar a los que han tenido más problemas en la pandemia.
Y agregó el obispo: “La pregunta del evangelio hoy llega de la mano de María: ¿quién es Jesús para ustedes? Cada uno en su corazón tiene que prorrumpir una respuesta honesta de cómo he experimentado la presencia de Dios en este tiempo de dificultad”.
Al culminar la celebración eucarística Leonilda Valenzuela, encargada pastoral del santuario de Limávida, dio las gracias a todos los que hicieron posible esta peregrinación de la Mercedita, desde las personas a cargo de los resguardos sanitarios hasta los que la saludaron a su paso por el camino: “Hemos vivido momentos maravillosos y emocionantes. Cada historia, cada mirada de las personas con la Mercedita es reflejo que la llevamos en el corazón. Esta peregrinación surge a partir de los vivido el año pasado, este año ha sido más enriquecedora porque hemos podido conversar con la gente”.
Tras salir del santuario de Paula la Virgen de Limávida partió con rumbo a Curepto, donde cientos de fieles la esperaron para celebrar la Eucaristía. Esta fiesta mariana culminó con el retorno de la Virgen de Limávida a su templo, lugar en se entregó la bendición a los presentes.