Este martes 21 de septiembre se celebró una misa en el templo catedral a las 12:00 horas para recordar y rendir honor a este querido obispo, quien fue pastor de la diócesis por cerca de 30 años.
La celebración Eucarística se realizó con la presencia de fieles y representantes de instituciones como el CFT San Agustín, la Fundación CRATE, el Liceo Mons. Carlos González Cruchaga, el Liceo Agrícola Padre Alberto Hurtado Cruchaga y el Instituto Andrés Bello. Y fue presidida por el padre Sergio Cerecera, párroco de la parroquia El Sagrario, en compañía de otros sacerdotes y diáconos.
Realizada las lecturas del día, el sacerdote expresó en su homilía que “damos gracias por tantas maravillas que hizo a través de él (Don Carlos) el Señor, que en otros aniversarios se han destacado, su trabajo con los campesinos, con los estudiantes, con el mundo político, siempre preocupado del país, pero también siempre preocupado de los últimos, de los que más necesitaban. Cuantos gestos, cuantas obras que podemos destacar de Don Carlos, cuantas fundaciones también, más de alguna”.
El padre Sergio Cerecera destacó un aspecto muy resaltante de Mons. Carlos González, que estaba ligado al Evangelio del día, la fiesta de San Mateo: “Don Carlos también fue llamado por pura misericordia de Dios y quizás ese aspecto lo tenía siempre muy presente, somos llamados porque Dios ha sido misericordioso con nosotros (…) ese aspecto de Don Carlos quisiera destacar hoy día, el llamado siempre parte de una mirada compasiva y misericordiosa del Señor, y él como todos nosotros lo experimentó también. No nos llama por nuestros méritos, ni porque seamos mejores que otros, nos llama porque él quiere y porque tiene esa mirada compasiva con nosotros”.
Finalizó sus palabras aseverando que Don Carlos fue “un hombre de Dios sin duda, un hombre para Dios y para los demás, especialmente esa mirada con los que más necesitan, con los pobres, los sufrientes, los últimos. Como no dar gracias hoy juntos por Don Carlos, en este nuevo aniversario para que Dios también a nosotros nos dé esa mirada compasiva que tanto necesitamos, esa mirada que levanta al ser humano y que lo anima a seguir por el camino”.
Para el momento del ofertorio se presentaron las instituciones que Mons. Carlos González acompañó y también algunos de sus libros y su lema episcopal “Ven, Señor Jesús”, como signo de este momento se encendió un cirio ante su imagen.
Con la bendición final se dio por terminada esta acción de gracias por Don Carlos. A continuación, se realizó una visita a la cripta en que descansan los restos del antiguo obispo de Talca.
