Una de las actividades más esperadas por nuestros jóvenes pudo realizarse el sábado 13 de noviembre, siendo una mañana de alegría y comunión para quienes llegaron hasta el Santuario de Sta. Teresita de Los Andes en Paula.
Siguiendo todos los protocolos sanitarios se desarrolló esta actividad en la cual tomaron parte cerca de 200 personas, quienes arribaron temprano directamente al santuario dedicado a la primera santa chilena, ubicado en las cercanías de Hualañé, en la Zona Costa de la Diócesis de Talca. “Juntos seamos servidores” fue el lema que acompañó esta actividad organizada por la Comisión Peregrinación de la Vicaría de Pastoral Juvenil (VPJ). Cabe recordar que en esta ocasión se decidió omitir la tradicional peregrinación que se hace entre Limávida y Paula.
Con las canciones y el ritmo de la banda de Sergio “Checho” Castro y las coreografías de la Pastoral Juvenil de Molina se dio la bienvenida a los jóvenes peregrinos de las cinco zonas pastorales de la Iglesia de Talca. Luego se dio paso a la oración inicial en la que se tuvo muy presente el cuidado del medioambiente, y como signo un representante de cada zona recibió un árbol nativo como compromiso de los jóvenes por nuestro planeta.
Seguidamente se compartieron tres momentos de reflexión relevantes para los jóvenes, sobre la Iglesia y nuestra sociedad: la mujer, la familia y la inclusión, acción que contempló escribir los nombres de los integrantes de sus familias colgando los papeles alrededor del lugar y también armar un rompecabezas.
Pasadas las 11:15 horas comenzó la celebración de la Eucaristía presidida por el obispo Galo Fernández Villaseca y concelebrada por los padres Carlos Letelier y Cristian Avendaño. Nuestro pastor diocesano destacó que poco a poco se vaya recuperando esta hermosa tradición de celebrar en el santuario de Paula y el pequeño grupo de jóvenes presentes eran representantes de la buena noticia de estar aquí junto a Santa Teresita. También envió un saludo a quienes seguían la transmisión por el Facebook de la VPJ.
Amar al prójimo
“Nos reunimos en este santuario porque la tradición nos dice que Santa Teresa de Los Andes, la primera santa chilena, habría venido a estas tierras ya que su padre administró este campo productivo. Habría venido acá y participado en misiones para la gente de este lugar. Esta mujer y joven es ejemplo para motivar nuestras vidas (…) su testimonio oculto a los ojos de los hombres termina brillando y encendiendo el corazón de todos”, dijo el padre Galo.
A partir del evangelio del Buen Samaritano, el Obispo de Talca expresó que “pareciera que amar sin límites se vuelve muy difícil porque es comprometerse por el bien de todos y todas. Con esta parábola Jesús invierte las cosas, parte del herido en el camino y pone a aquellos que siendo racionalmente tenían que ayudarlo. Sin embargo, quien ayudó al herido es sobre quien se tenían dudas, era un samaritano, alguien por el cual los judíos tenían resistencias. Este relato junto con recordarnos la importancia del amor en la vida cristiana, hace evidente de quién es mi prójimo, de quién está a mi lado, amar de verdad es amar a las personas con toda su realidad, a quienes están simplemente a mi lado”.
El arte de tejer historias
Durante esta mañana se nos ha recordado distintas realidades, “como por ejemplo que nuestras familias no son perfectas, tienen separaciones, frustraciones, heridas, reencuentros. Me sorprende como la familia es el lugar donde se viven las alegrías más profundas y también los odios más terribles; también se nos ha invitado a reconocer la dignidad de la mujer, a pesar de los que se ha avanzado seguimos lamentando tanto abuso respecto a ellas. El evangelio nos recuerda la común dignidad de hombres y mujeres, y nos recuerda el arte de tejer juntos una historia. Me gustó que les costara hacer el rompecabezas, la inclusión es un arte que se hace con tropiezos, pero avanzamos reconociendo el aporte de cada uno”, afirmó el padre Galo Fernández.
Tras la comunión los Delegados Diocesanos de la VPJ, Rebeca Contreras y el diácono Esteban Salas, hicieron la acción de gracias “por los sacerdotes que nos acompañan, por el padre Galo que acompaña cada uno de los sueños y desafíos que tiene la VPJ. Gracias a la Comisión Peregrinación y a cada uno de los jóvenes que participaron, a todos los que pusieron su granito de arena para que esta actividad se hiciera de forma presencial”.
Después de la bendición del obispo comenzó la Fiesta Juvenil a cargo de Checho Castro y su grupo de la parroquia Sagrada Familia de Curicó Rural, momento en que se bailó y se cantó todo, con mucho ánimo y dando hasta la última gota de entusiasmo.
