Este domingo 01 de septiembre a las 10:30 horas se celebró el envío como ministra de Silvia Soto, en esta parroquia de Curicó Ciudad. La misa fue presidida por el obispo de nuestra diócesis, el padre Galo Fernández.
Silvia Soto Mena tiene 64 años, y empezó su formación para ser ministra desde el año 2022, por invitación del padre Osvaldo Navarrete, párroco de la parroquia Jesús Obrero.
Ha participado en la parroquia en la catequesis familiar, es ministra de la comunión, también es parte de los misioneros, y nos comentó que se siente muy emocionada por este nuevo servicio, y que no es sencillo el camino al ser una de las primeras ministras mujeres de nuestra diócesis.
“Es un servicio hermoso, pero no se quita ese temor, y todas las que están como ministra empezamos igual, porque cuando llegamos lo primero que decíamos todas nerviosas era que cómo se iba a dar esto, porque igual no es fácil, cuando empecé como ministra de comunión en mi parroquia, tuvimos el envío y todo bien, pero cuando empezamos a repartir la comunión, se iba la gente, nos veían con el cáliz y se iban igual donde el sacerdote. Entonces no es fácil porque los seres humanos somos medio complicados, como que ya tenemos la mentalidad de que son cosas por tantos años de hombres, entonces yo creo que esto también va a costar un poquito, que vamos a tener que dar la lucha”.
Silvia hace una invitación a más mujeres a sumarse a esta formación para ser ministras en sus comunidades, “que esto sirva para que las demás vayan abriéndose camino, en las parroquias y capillas siempre somos más mujeres, y ahora podemos ser parte de este servicio también”.
Y agradeció a su comunidad, a las personas que estuvieron involucradas en su formación, y a Dios por haberla llevado a este momento tan especial: “Agradecimiento siento por todos, primero a Dios porque me dio esta misión, y también al obispo Galo, al padre Osvaldo y a mi comunidad que me aceptaron para yo poder servirlos a ellos, porque esa es mi misión servir. Yo quiero servir, no sé cuántos años más de vida me quedarán, pero quiero aportar en el servicio a mi comunidad y que se abran las puertas para las mujeres porque somos nosotros las que sacamos la Iglesia adelante muchas veces, así que un agradecimiento enorme a todos. Ha sido muy grato el haber estudiado todos estos años y el ya poder ayudar a mi comunidad y a mi gente que siempre han estado para mí”.
Para su envío como ministra en la parroquia Jesús Obrero, acompañaron a Silvia, su mamá, esposo y sus 4 hijos, además de sus 2 nietas, amigos cercanos y comunidad.
Escucha el testimonio de Silvia Soto en La Vida en un Podcast: