El obispo Galo Fernández presidió la misa en que se agradeció el noble trabajo de las visitadoras que constantemente buscan el aporte de los fieles, como verdaderos misioneros.
La celebración eucarística se desarrolló en la tarde del martes 16 de diciembre en el templo de la parroquia Inmaculada Concepción, reuniendo a visitadores y visitadoras de las zonas Talca Ciudad y Talca Rural.
A partir del evangelio del día que narraba que un hombre dueño de una viña manda a sus dos hijos a trabajar en ella, el padre Galo aseveró que “el Evangelio viene muy apropiado para pensar en la importancia de la fidelidad y de la respuesta concreta y leal. A mí me lleva a pensar en el tema de la fidelidad nuestra y también de la fidelidad de tantas personas que contribuyen al sustento de la Iglesia”.
“Hay personas que dicen sí a la primera, pero después no responden. En cambio, hay otras personas que a veces su primera reacción es de duda, de cómo me voy a comprometer, que no sé si puedo, pero ahí están. Son fieles y colaboran. Me imagino que ustedes muchas veces habrán estado diciendo: ‘Ya está bueno. No, no voy a seguir’. Pero aquí están. Bendito sea Dios”.
El obispo de Talca enfatizó que lo que vale son los hechos, no las promesas, sino las realidades: “Me gusta pensarlo por la imagen de nuestro Señor que nace en la carne, que se hace hombre en medio de nosotros. No es pura promesa, es realidad, cumple, se hace presente en medio de nosotros”.
“No dejo pensar que esta dimensión económica de nuestras comunidades que necesitan del dinero es imprescindible para el sustento. Es parte de esta historia de encarcelación. Se deben pagar sueldos, luz, agua, etc. La dimensión espiritual de la Iglesia no nos excluye de responder a las obligaciones concretas y materiales, y que obliga que todos los fieles sean parte de este compromiso de servicio a la evangelización”, dijo monseñor Fernández.
“Damos gracias por el sí de ustedes y también muy especialmente por cada una de las personas que mes a mes contribuyen”, finalizó nuestro pastor diocesano.
En el ofertorio se presentaron elementos distintivos del servicio del visitador, junto al pan y al vino. Tras la comunión cada visitador recibió un obsequio: el evangelio cotidiano 2026 y un altar navideño.
Esta acción de gracias del 1% concluyó con una foto grupal y un compartir en el salón parroquial.