La celebración se efectuó el domingo 02 de junio en un clima de mucha alegría para esta comunidad, la cual se comprometió a orar por el servicio del nuevo ministro.
Esta Misa fue presidida por el Administrador Apostólico de Talca, padre Galo Fernández Villaseca, concelebrada por el párroco padre Luis Alarcón Escárate, junto a diáconos y ministros de distintas parroquias y comunidades.
Al comenzar la Eucaristía el párroco de Los Doce Apóstoles presentó a Edmundo junto a su esposa Ana Sepúlveda al obispo Galo Fernández, destacando el espíritu de servicio de este matrimonio.
Durante la homilía nuestro pastor diocesano expresó que esta celebración era hermosa, “porque refleja una comunidad que tiene historia, que está viva. Una comunidad que busca caminos para celebrar los misterios del Señor y que hace vivo esta dimensión de todo el pueblo de Dios. Algo que se nos ha enquistado torpemente en la Iglesia es esperar todo del señor cura, como si la Iglesia se concentrara únicamente ahí. La época que vivimos nos está empujando a esta cosa preciosa en que la Iglesia laical asume la misión que le corresponde”.
“Este es un ministerio laical que se asume en la comunión del matrimonio, y me atrevo a decir que por esto pudiera ser otorgado perfectamente a la mujer como a un varón, para presidir la comunidad que se reúne (aplausos espontáneos de los presentes). Tenemos que aprender a descubrir la importancia de la mujer en la vida de la Iglesia, pero hoy es el matrimonio quien asume este servicio de acompañar a la comunidad”, recalcó el obispo Fernández.
En el evangelio dominical Jesús dice: “Vayan y hagan discípulos míos”. “Esta misión no solo es para los apóstoles sino a toda la comunidad cristiana, una comunidad que asume la misión, enviada al mundo. Que propicio, un ministro enviado. Que linda palabra ha escogido esta Iglesia de Talca para denominar a este ministerio laical”, destacó el padre Galo.
Posteriormente vino el momento del envío el que fue coronado cuando Edmundo fue revestido con el alba, por su esposa y el padre Luis Alarcón.
Al finalizar la celebración eucarística, Edmundo Bobadilla expresó que el alba blanca que ahora vestía había que desgastarla trabajando por el Señor: “Hay que ser obrero, transformemos el alba en cotona. Que se manche cuando vamos donde el enfermo, donde el hermano necesitado. Espero que me acompañen en esta tarea tal como ya lo han hecho en estos años desde que asumí la coordinación en esta comunidad. Gracias al Señor por este regalo, gracias a mi familia (…) gracias a todos por venir cada semana para alabar al Señor, él es el centro de nuestra vida”.
Este día de fiesta para la comunidad Apóstol Santiago terminó con las felicitaciones a Edmundo y un compartir en los jardines de la capilla.