Cada 10 de agosto la Iglesia celebra el día del diácono, en honor a San Lorenzo, quien fue uno de los 7 diáconos de Roma que ayudaban al Papa Sixto II y distribuía ayuda entre los pobres y necesitados.
Por esta razón y para celebrar que los diáconos siempre han sido de gran ayuda para la comunidad, en la parroquia Nuestra Señora del Pilar de Romeral los diáconos permanentes junto a sus esposas celebraron su día, este domingo 11 de agosto.
En la ocasión fueron recibidos con un rico desayuno a las 09:00 horas, luego compartieron un tema de reflexión y a las 11:30 horas celebraron la Eucaristía junto a nuestro Administrador Apostólico, el padre Galo Fernández y el párroco de Romeral, el padre Juan Carlos Roco. La Misa se inició con la entrada de los diáconos en procesión acompañados por un grupo de niños, a propósito de celebrar también el día del niño, y además hicieron un bonito homenaje a aquellos diáconos y colaboradores que han partido al encuentro del Señor.
Luego de las lecturas del día, el padre Galo inició su homilía preguntando: “¿cuáles son nuestros tesoros?, porque allí donde están nuestros tesoros estará nuestro corazón. ¿Qué es lo que verdaderamente moviliza nuestra vida?”, estas preguntas las replicó del evangelio a modo de invitación para examinar el camino que decidimos recorrer.
A su vez, se refirió a que no debemos dejarnos engañar por los bienes materiales de este mundo, cuando el verdadero tesoro es el amor de Dios que tenemos en nuestros corazones y que se vive como una fe inquebrantable, viéndose reflejada en los diáconos de nuestra diócesis.
Servidores del Reino de Dios
“Ser diáconos es ser un servidor, que encuentra su tesoro y lo comparte con sus hermanos, que renuncia o regala tanto de su tiempo de su energía para el servicio del Reino del Dios en la Iglesia. El diaconado es una vocación, no es una profesión, no es algo que aprendí para tener retribución económica, ni aplausos. Todo cristiano está llamado a vivir en la vocación, porque el Reino de Dios se va tejiendo con el servicio de cada uno de nosotros”.
Para finalizar sus palabras, el obispo invitó a los diáconos y a sus familias a seguir celebrando a Jesucristo como el tesoro más grande que llevamos en el corazón: “Él es nuestro tesoro, Él es el que llena el alma y el corazón y alimentados en Él estamos llamados a ir regalando nuestra vida. En el tiempo que a veces se alarga el cristiano vive con una expectativa, cuando menos lo esperes el Señor va a llegar (…) para instalar su Reino en medio de nosotros, para que podamos gozar de la fraternidad, del amor, de todos los bienes que el trae para nosotros”.
Antes de finalizar la Eucaristía, se le hizo entrega de regalos a algunos diáconos por su destacada labor en la parroquia, y muy especialmente al diácono Alfredo Reyes y su señora Silvia Núñez, un matrimonio de 58 años que se ha dedicado al trabajo pastoral en diversas instancias de la parroquia. Y para concluir, el padre Galo invitó al frente a todos los niños presentes para entregarles la bendición.
Posteriormente, la celebración del día del diácono cerró con un almuerzo de camaradería para ellos y sus familias.