Desde muy temprano del sábado 9 de noviembre, cientos de jóvenes llegaron al Santuario de Limávida, en autobuses o por su cuenta, para vivir esta actividad tan tradicional de nuestra diócesis.
Con una bienvenida muy animada por parte de la Vicaría de Pastoral Juvenil (VPJ) y el grupo Shabaj, los jóvenes de distintas zonas de la diócesis se preparaban física y espiritualmente para iniciar el recorrido, al llegar al Santuario se les entregaba una cruz de regalo. A eso de las 09:00 horas, se celebró la Eucaristía, la cual fue presidida por el obispo, monseñor Galo Ferández y concelebrada por distintos sacerdotes de la diócesis.
En su homilía, nuestro pastor diocesano aseveró que “nos reunimos para caminar juntos, en un caminar que tiene sentido como un ejercicio físico, pero el que quiere ser también un ejercicio espiritual, un ejercicio del corazón”.
“Caminamos al Santuario de Teresa, una joven, una chiquilla que en su niñez y juventud descubrió el amor de Dios y descubrió aquello por lo cual quiso dedicar plenamente su corazón y su vida. Ella lo dice de una manera tan sencilla, ese loco de amor me ha cautivado. Teresa nos muestra a Jesús, nos muestra al Señor de la vida, y los textos bíblicos de hoy también nos hablan de jóvenes que van encontrando a Jesús y que descubren que vale la pena”.
Así mismo, monseñor Fernández hizo una invitación a caminar por la vida con un sentido: “La vida es caminar, la vida es transitar de un lado a otro, pero a veces caminamos fatigados porque parece que caminamos sin rumbo, caminamos dando vueltas, caminamos sin avanzar, al contrario en tantas cosas pareciera que solo nos agotamos, y Jesús nos muestra el verdadero camino que llena de gozo y sentido la vida, que no está exento de sacrificio”.
“Que este caminar sea expresión de ese ejercicio espiritual, de recordarnos que caminamos con otros, que caminamos alegres, que nos aceptamos unos a otros, con todas nuestras diversidades, diferencias, con procedencias distintas. No venimos aquí a competir, si queremos que se reconozca nuestra identidad, que se reconozca nuestra parroquia, nuestra procedencia, pero lo hacemos en la fiesta de un encuentro fraterno, porque en definitiva todos caminamos en la misma ruta, en el mismo tiempo y hacia el encuentro de aquel que da sentido y plenitud a nuestra vida”, finalizó el obispo.
Para el momento del ofertorio, se presentó el nuevo lema de la VPJ, “¿Qué buscan? Vengan y lo verán” (Juan 1, 35-44), así como también una imagen de Santa Teresa de Los Andes y el logo de la Jornada Nacional de la Juventud 2025, como recordatorio de esta actividad que ya está por vivirse.
Empezando el recorrido
Culminada la Eucaristía los jóvenes se ordenaron a la entrada del Santuario para empezar la peregrinación, el camino era largo y el sol los acompañó desde muy temprano, pero a pesar del intenso calor que se vivió, los jóvenes caminaron juntos, cantando, orando, agradeciendo, y sobre todo dando el ejemplo de que la fe es una elección que nace desde lo más profundo de nuestro corazón.
Durante el recorrido, se vivieron dos momentos, el primero de oración en comunidad, donde los peregrinos levantaban los brazos y pensaban en todo aquellos que querían pedirle y ofrecerle a Cristo en este caminar. Y el segundo, compartir la cruz que se les entregó al inicio del día, con alguien que la necesitara, como símbolo de fe, solidaridad y unión.
Después de 11 kilómetros, el santuario de Santa Teresa de Los Andes en Paula acogió a los jóvenes que se esforzaron en cada paso que dieron en esta peregrinación, y ya luego de un merecido descanso, culminaron su jornada con la fiesta juvenil animados por las canciones del grupo My-Sion.