Con una eucaristía el domingo 10 de noviembre a las 11:00 horas, la parroquia San Pedro de Rauco celebró su bicentenario, donde también la comunidad pudo realizar un compartir en el patio parroquial.
La misa fue presidida por el obispo de la diócesis, monseñor Galo Fernández, y concelebrada por el padre Esteban Matamala, párroco de la parroquia de Rauco. Una vez iniciada la celebración, dos integrantes de la comunidad leyeron a los presentes un poco de la historia de cómo nació esta parroquia de Curicó Rural.
Realizada las lecturas del día, nuestro pastor diocesano expresó en su homilía la alegría de celebrar estos 200 años de la parroquia.
“Mirar la historia es importante, y reconocerse hijo de una historia, un todo, cuando llegan los aniversarios tendemos a recordar lo glorioso, lo bueno, lo que estuvo bien hecho, que es mucho y que nos permite ser quienes somos hoy día, pero hay que reconocer que es una historia humana, la historia de la Iglesia es una historia con fragilidades también (…) Si la Iglesia no tuviera una historia humana podría parecer impecable, pero es maravilloso porque tenemos una historia humana, y estos 200 años son motivo de mucho gozo”.
De igual forma, monseñor Fernández resaltó que lo más importante de esta historia es la comunidad, y hay que seguir construyéndola.
“La parroquia no es solamente el templo, los edificios, la parroquia es la comunidad, los edificios que tenemos son nuestras casas, y aquí están grabadas las huellas de generaciones, y habría que captar la huella que ha quedado en tantas cosas, como fueron labrando la fe. He notado que esta parroquia tiene potente historia, la Diócesis de Talca apenas va a cumplir la mitad, 100 años, y que en realidad estamos hablando del inicio de la presencia de la fe en nuestras tierras”.
Para finalizar el obispo indicó que siempre “es bueno saber celebrar, agradecer, hacer memoria agradecida de nuestra historia, porque ahí está todo lo que nos ha ido constituyendo”. Y también recordó a todos los sacerdotes y religiosas que han pasado por la parroquia, entregando un especial agradecimiento al padre Esteban Matamala.
En el ofertorio, se presentó el primer libro de registro de bautismo, como signo de los inicios de la historia parroquial, así mismo se presentó la bendición del Santo Padre el Papa Francisco por el bicentenario de la parroquia, y por último el pan y el vino.
Como parte final de esta celebración se invitó a la comunidad al patio parroquial para cantar cumpleaños por este bicentenario, y después compartir una rica torta.