Este domingo 1 de diciembre en la parroquia Nuestra Señora del Rosario de Curicó, se celebró la misa de rito de admisión de Cristóbal Leyton Alcaino, seminarista de nuestra Iglesia Diocesana de Talca.
El joven expresó que entrar a las órdenes sagradas es muy relevante: “En lo formativo tiene mucha importancia porque después de algunos años de formación vamos madurando y concretizando nuestra llamada inicial. Además, uno como seminarista comienza a tomar con mayor seriedad y compromiso su propio proceso personal y que integra las demás dimensiones necesarias para ir consolidando la propia vocación y una respuesta más decisiva a entregar su vida como discípulo de Jesús”.
Consultamos a Cristóbal cómo se sentía al dar este paso a las órdenes sagradas.
“Estoy muy feliz y agradecido de Dios, siento que esta instancia se ha ido construyendo en todo este tiempo de formación, humana, espiritual, pastoral y académica ha sido un discernimiento constante en la búsqueda de la voluntad del Señor y también muy contento por el cariño, la cercanía y la oración de tantas personas que se han ido sumando a mi proceso, cada uno me ha ido formando en diferentes aspectos, los cuales me han ido ayudando en el camino de la opción a las órdenes sagradas, principalmente la experiencia pastoral, el contacto con tanta gente y diversas experiencias que han sido un importante insumo para para seguir adelante”.
A partir del rito de admisión no se acaba el proceso, sino que continúa la formación en todo ámbito, añadió Cristóbal Leyton: “Se continúa con el trabajo de ir consolidando todo este tiempo formativo, también implica ir profundizando más en la imagen del Buen Pastor y así poder proyectar el propio ministerio, es seguir viviendo el deseo de darlo todo sin reservas en las cosas concretas, servicios o experiencias. Es continuar formándome lo mejor posible, no solo para adquirir conocimientos para mí, sino que también ayude a dialogar con otros o enseñar a otros, es seguir aprendiendo a ser discípulo de Jesús”.
Hay que destacar que Cristóbal es una vocación surgida en la parroquia San Pedro de Rauco, actualmente cursa segundo año de formación teológica y acompaña pastoralmente a la parroquia El Rosario de Curicó.
La eucaristía de rito de admisión a las órdenes sagradas fue presidida por nuestro pastor diocesano, el obispo Galo Fernández Villaseca.