Con ocasión de la fiesta de San Lorenzo, mártir de nuestra Iglesia, este domingo 10 de agosto los diáconos de nuestra Iglesia Diocesana tendrán un encuentro fraterno.
En la ocasión los diáconos se reunirán con nuestro pastor, el obispo Galo Fernández, en la casa de ejercicios Regina Pacis de Talca para tener un encuentro fraterno y compartir experiencias del servicio que prestan en parroquias y comunidades.
Luego de compartir el almuerzo todos se dirigirán al templo catedral para participar de la eucaristía de ordenación de 10 diáconos permanentes.
Desde ya enviamos un cariñoso saludo a los diáconos y a sus familias, agradeciendo el esfuerzo que realizan por compartir la buena noticia con el pueblo de Dios. A la vez, motivamos a las diversas comunidades que tienen la gracia de contar con un diácono permanente, a que los saluden y celebren con ellos.
A propósito de esta celebración y de las ordenaciones de este fin de semana en Curicó y Talca, rescatamos lo señalado Mons. Galo Fernández en la última edición de la revista Comunicando:
“Fue el Papa Pablo VI que, en el año 1967, impulsado por el Concilio Vaticano II, restauró el Diaconado en su identidad propia, y por lo tanto como una vocación original y permanente. Don Carlos González fue pionero en asumir esta importante reforma. El 8 de diciembre de 1968 ordenó a un campesino de Vilches, Don Samuel Rebolledo, siendo así el primer diácono permanente de nuestra diócesis, y hasta donde sabemos, el primero en Chile y América Latina. Este fue el inicio de un proceso en que nuestra Iglesia fue abriendo espacios de participación en la vida y misión de la Iglesia. Un camino para hacer realidad un aspecto central del Concilio Vaticano II; que la Iglesia es pueblo de Dios y en ella todos tienen una misión que cumplir”.
La Importancia del Diaconado Permanente en la Iglesia Católica
(Alberto Isaza Bonilla, marzo 03, 2025)
El Diaconado Permanente es una vocación particular dentro de la Iglesia Católica que representa un signo visible del servicio y del amor de Cristo hacia su Iglesia. Los diáconos permanentes, ya sean casados o célibes, son ministros ordenados que participan de manera especial en la misión de servir al Pueblo de Dios a través de la Palabra, la Liturgia y la Caridad.
Un Servicio Instituido por Cristo
El origen del diaconado se remonta al Nuevo Testamento, cuando los Apóstoles, abrumados por las necesidades de la comunidad, eligieron a siete hombres para el servicio de la caridad:
"Eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas y a Nicolás, prosélito de Antioquía. Los presentaron a los apóstoles, quienes, después de orar, les impusieron las manos." (Hechos 6, 5-6)
Desde sus inicios, el diaconado ha sido un ministerio de servicio práctico y espiritual, enfocado en atender las necesidades de la comunidad, especialmente de los más vulnerables.
Funciones del Diácono Permanente
El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) establece claramente las funciones del diácono:
"Los diáconos participan de manera especial en la misión y la gracia de Cristo. El sacramento del Orden les marca con un sello (‘carácter’) que nadie puede hacer desaparecer y que los configura con Cristo, el cual se hizo ‘diácono’, es decir, el servidor de todos." (CIC, 1570)
El diácono permanente tiene tres funciones principales:
1.- Servicio a la Palabra: Proclaman el Evangelio, predican y enseñan la fe.
2.- Servicio Litúrgico: Asisten al sacerdote en la Eucaristía, administran el bautismo, bendicen matrimonios y presiden ritos fúnebres y otras celebraciones litúrgicas.
3.- Servicio de la Caridad: Se dedican al servicio social, visitan enfermos, ayudan a los necesitados y promueven la justicia y la paz.
El Diácono, Un Puente en la Comunidad
El diácono permanente es un puente entre la Iglesia y el mundo. Al estar inmerso en la vida cotidiana, ya sea en su trabajo secular o en su vida familiar, el diácono lleva el Evangelio a todos los ámbitos de la sociedad.
Como nos enseña el Papa Francisco: "Los diáconos son los guardianes del servicio en la Iglesia. Son los custodios del verdadero servicio en la Iglesia".
Un Llamado a la Humildad y al Amor
El diaconado permanente es una invitación a vivir el Evangelio desde la humildad y el amor, siguiendo el ejemplo de Cristo, quien no vino a ser servido, sino a servir (Mateo 20, 28).
En conclusión, el Diaconado Permanente enriquece a la Iglesia con su ministerio de servicio, ofreciendo un testimonio vivo del amor de Cristo y siendo una presencia tangible de su compasión y misericordia en el mundo actual.