El domingo 23 de noviembre, a las 17:00 horas se vivirá una nueva versión del “Canto y abrazo de esperanza para nuestros hermanos encarcelados”, un encuentro de fe y solidaridad que busca acercar a la comunidad con quienes viven privados de libertad.
Esta iniciativa impulsada por la Pastoral Carcelaria, busca ser un gesto concreto de fe, amor fraterno y compromiso con quienes viven en reclusión. La actividad invita a toda la comunidad diocesana, parroquias, movimientos y organizaciones sociales a reunirse en torno a la cárcel de Talca para expresar, mediante la oración y el canto, su cercanía y solidaridad con los internos, recordando las palabras del Papa Francisco: “El Señor me envió a proclamar la liberación de los cautivos”.
El programa contempla el encuentro a las 17:00 horas, en 3 Norte con 2 Poniente, donde se dará la bienvenida e instrucciones de la actividad; a las 17:30 horas habrá un momento de oración y testimonios, para culminar a las 18:00 horas abrazando la cárcel en una gran cadena humana acompañada de cantos y plegarias.
Guido Goossens, asesor de la Pastoral Carcelaria, recordó los orígenes de esta significativa iniciativa: “Este gesto comenzó en el Año de la Misericordia, cuando el Papa Francisco llamó a toda la Iglesia a manifestar que Dios es misericordia. En 2016 realizamos por primera vez el Canto y Abrazo de Esperanza, invitando a comunidades y personas de buena voluntad a expresar su cercanía con los internos, a orar por ellos y a tomar conciencia de las condiciones inhumanas en las que muchos viven”.
Asimismo, el hermano Guido destacó la vigencia del llamado del Santo Padre a seguir siendo signos concretos de esperanza.
“El Papa Francisco, en su carta ‘La esperanza no defrauda’, nos invita a hacer signos tangibles de esperanza para con los presos, recordándonos que Dios hace llover sobre justos y pecadores. Por eso, el 23 de noviembre queremos reunirnos nuevamente, formar una gran cadena humana y decirles a ellos que mantengan la esperanza de una vida nueva, en paz y reconciliación”.
De esta manera, el “Canto y abrazo de esperanza para nuestros hermanos encarcelados” se proyecta como una oportunidad evangelizadora en el corazón de la ciudad, un testimonio visible de que el amor de Dios no tiene fronteras ni muros.
La invitación es a participar activamente y ser parte de este signo de comunión, esperanza y misericordia, siguiendo el llamado del Papa Francisco a “ofrecer a los presos un signo concreto de cercanía que les permita mirar al futuro con esperanza”.