En la tercera semana de mayo abrió sus puertas la Casa de Acogida “Contigo en el camino”, la que está destinada a albergar a familiares y pacientes que llegan al Hospital de Talca y que vienen de lugares alejados.
Chovellén es un apartado sector rural de la comuna de Pelluhue. Desde ahí llegó la señora Carmen González junto a su madre Ana María Vega. La hija cuenta que en diciembre de 2014 le detectan a su madre un melanoma en el sector de la uretra, compleja y rara enfermedad que afecta a 1 de cada 1 millón de personas.
“Hemos andado en Santiago por diferentes hospitales, ha sido una dura lucha. Esto se agrava por la distancia y la falta de recursos. Como la radioterapia ya está funcionando en el Hospital de Talca empezamos el tratamiento aquí. Para movilizarnos necesitaríamos 20 mil pesos todos los días, sin tomar en cuenta las comidas. Eso significaría tener que salir a las tres de la madrugada del campo para llegar a Talca cerca de las 10:00 horas. Así sería imposible que mi mamá se hiciera su tratamiento”, nos cuenta Carmen.
La señora Ana María tiene sesiones de lunes a viernes; confidencia que siente mucho dolor, sobre todo al sentarse, a pesar de usar parches de morfina.
“A través de los médicos y la asistente social del hospital nos enteramos de esta casa. Nos sentimos felices, nos han recibido muy bien. La gente es tan amorosa, le digo a mi mamá que no queremos irnos de aquí. La comida es muy rica. El dormitorio y el baño son impecables. Le comentaba a mi mamá que agradecemos a Dios que se nos dé esta oportunidad”, dice sonriente Carmen González.
“Sin esto no sé adónde hubiéramos llegado. Es sumamente difícil para nosotros costear pasajes, almuerzo. Esto es una gran ayuda”, recalca la señora Ana María.
Una casa para recibir al que sufre
Esta Casa de Acogida es administrada por la Fundación Contigo en el Camino del Obispado de Talca. Está ubicada en 2 Norte entre 9 y 10 Oriente, en Talca. Tiene una capacidad para recibir hasta 16 personas. Gracias al trabajo de muchos esta casa se ha concretado y se ha dispuesto que sea atendida por varias personas que reciben a los alojados con cariño de hermanos.
“Las personas que llegan aquí son derivadas desde el Hospital de Talca. Nuestra misión es acoger a la gente que tienen enfermedades complicadas, dificultades económicas y que no tienen dónde alojar o comer mientras están con algún tratamiento médico, esto se hace extensivo a los acompañantes del paciente”, menciona María Iris Soto, administradora de la casa.
Agrega que en los primeros días de funcionamiento de la casa la gente ha estado feliz: “Se han sentido muy acogidos, muy queridas nos han dicho. En parte no sospechan que se van a encontrar con una cama limpia o un baño con agua caliente. La idea es que no sea una experiencia distante o fría, por el contrario recibirlos con mucho cariño”.
Gracias al esfuerzo de muchos
El martes 16 de mayo nuestro obispo, monseñor Horacio Valenzuela Abarca, presidió una misa de acción de gracias en compañía de todas las personas que han formado parte de este maravilloso proyecto.
“Gracias a todos los que han colaborado en una obra tan linda como esta, que podemos decir hoy comienza con el primer invitado que es el Señor Jesús. Pedirle a él que con su gracia podamos perseverar en la gracia que tiene todo lo bueno, y que en esta casa prime la gracia de Dios, la humildad”.