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09 Ago2024

“No murmuren entre ustedes”

p luis alarP. Luis Alarcón Escárate
Párroco San José-La Merced Curicó
Vicario Episcopal Curicó y Pastoral Social
Capellán CFT-IP Santo Tomás Curicó

Los judíos murmuraban de Jesús porque había dicho: <<Yo soy el pan bajado del cielo>>. Y decían: <<¿Acaso este no es Jesús, el hijo de José? Nosotros conocemos a su padre y a su madre. ¿Cómo puede decir ahora: “Yo he bajado del cielo”?>>. Jesús tomó la palabra y les dijo: <<No murmuren entre ustedes. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me envió; y Yo lo resucitaré en el último día. Está escrito en el libro de los Profetas: “Todos serán instruidos por Dios”. Todo el que oyó al Padre y recibe su enseñanza, viene a mí. Nadie ha visto nunca al Padre, sino el que viene de Dios: sólo él ha visto al Padre. Les aseguro que el que cree, tiene Vida eterna. Yo soy el pan de Vida. Sus padres, en el desierto, comieron el maná y murieron. Pero éste es el pan que desciende del cielo, para que aquél que lo coma no muera. Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que Yo daré es mi carne para la vida del mundo>> (Juan 6, 41-51).

Quiero ofrecerles en este domingo un texto muy iluminador para la vida de cada uno de nosotros que ha escrito el Padre Pagola, como en otras ocasiones ya lo hemos recibido:

“Según el relato de Juan, Jesús repite cada vez de manera más abierta que viene de Dios para ofrecer a todos un alimento que da vida eterna. La gente no puede seguir escuchando algo tan escandaloso sin reaccionar. Conocen a sus padres. ¿Cómo puede decir que viene de Dios? A nadie nos puede sorprender su reacción. ¿Es razonable creer en Jesucristo? ¿Cómo podemos creer que, en ese hombre concreto, nacido poco antes de morir Herodes el Grande, y conocido por su actividad profética en la Galilea de los años treinta, se ha encarnado el Misterio insondable de Dios?

Jesús no responde a sus objeciones. Va directamente a la raíz de su incredulidad: "No sigáis murmurando". Es un error resistirse a la novedad radical de su persona obstinándose en pensar que ya saben todo acerca de su verdadera identidad. Les indicará el camino que pueden seguir.

Jesús presupone que nadie puede creer en él si no se siente atraído por su persona. Es cierto. Tal vez, desde nuestra cultura, lo entendemos hoy mejor. No nos resulta fácil creer en doctrinas o ideologías. La fe y la confianza se despiertan en nosotros cuando nos sentimos atraídos por alguien que nos hace bien y nos ayuda a vivir.

Pero Jesús les advierte de algo muy importante: "Nadie puede aceptarme si el Padre, que me ha enviado, no se lo concede". La atracción hacia Jesús la produce Dios mismo. El Padre que lo ha enviado al mundo despierta nuestro corazón para que nos acerquemos a Jesús con gozo y confianza, superando dudas y resistencias.

Por eso hemos de escuchar la voz de Dios en nuestro corazón y dejarnos conducir por él hacia Jesús. Dejarnos enseñar dócilmente por ese Padre, Creador de la vida y Amigo del ser humano: "Todo el que escucha al Padre y recibe su enseñanza me acepta a mí".

La afirmación de Jesús resulta revolucionaria para aquellos judíos. La tradición bíblica decía que el ser humano escucha en su corazón la llamada de Dios a cumplir fielmente la Ley. El profeta Jeremías había proclamado así la promesa de Dios: "Yo pondré mi Ley dentro de vosotros y la escribiré en vuestro corazón" (Hasta aquí el padre Pagola).

Qué importante es aprender a confiar en las personas, la fe es algo que brota como un regalo, no sabemos por qué hay gente que nos cae mal y otras que nos caen simpáticas y podemos ver todas las cualidades positivas en ellas. La comunidad de Jesús no confía en él porque lo conoce y porque tiene la visión cerrada a una doctrina; hoy en cambio, se tiende a confiar en aquellos que conocemos, ayudados por los medios de comunicación, y vemos a su familia que tiene buen currículum. Le entregamos todos nuestros anhelos para que nos ayude en la vida.

Las palabras de Jesús nos invitan a vivir una experiencia de confianza en él. Su testimonio ha dado razón de lo bueno que trae a la vida humana: sana, alimenta, habla con autoridad y de ese modo se hace “pan de vida” para quienes lo reciben en su corazón.

Décimo noveno domingo del año, 11 de agosto 2024.

Diseño, Edición y Producción: Departamento de Comunicación Social.
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