P. Luis Alarcón Escárate
Párroco San José-La Merced
Vicario Episcopal Curicó y Pastoral Social
Capellán CFT-IP Santo Tomás Curicó
Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó de las orillas del Jordán y fue conducido por el Espíritu al desierto, donde fue tentado por el demonio durante cuarenta días. No comió nada durante estos días, y al cabo de ellos tuvo hambre. El demonio le dijo entonces: <<Si tú eres Hijo de Dios, manda a esta piedra que se convierta en pan>>. Pero Jesús le respondió: <<Dice la Escritura: El hombre no vive solamente de pan>>. Luego el demonio lo llevó a un lugar más alto, le mostró en un instante todos los reinos de la tierra y le dijo: <<Te daré todo este poder y el esplendor de estos reinos, porque me han sido entregado, y yo los doy a quien quiero. Si Tú te postras delante de mí, todo esto te pertenecerá>>. Pero Jesús le respondió: <<Está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a Él solo rendirás culto>>. Después el demonio lo condujo a Jerusalén, lo puso en la parte más alta del Templo y le dijo: <<Si Tú eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: Él dará órdenes a sus ángeles para que ellos te cuiden. Y también: Ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra>>. Pero Jesús le respondió: <<Está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios>>. Una vez agotadas todas las formas de tentación, el demonio se alejó de Él, hasta el momento oportuno (Lucas 4, 1-13).
Hemos iniciado un nuevo camino cuaresmal. Es un tiempo oportuno para calibrar la brújula de nuestra existencia ya que como hemos reflexionado en ocasiones anteriores, a veces nos cuesta tener silencio o encuentro personal, encuentro con el misterio, con la persona de Jesús que nos conoce y que nos invita a compartir sus pasos que tienen que ver con el bien de las personas y en definitiva de toda la humanidad incluido el planeta en el cual vivimos.
Si estamos en un tiempo de crisis con respecto a la fe, será también necesario reconocer que incluso nos cuesta creer en el demonio. Lo hemos caricaturizado con esas imágenes de un personaje con cuernos y una larga cola con punta de flecha y una horqueta en la mano con la cual va ensartando a quienes “se han portado mal” para lanzarlos al lugar del castigo eterno. Caricatura que lo convierte en el más moralista de los seres ya que debiera premiar a los que están en sintonía con sus intereses y no castigar. Es decir, lo han transformado en un antagonista que realiza aquello que Dios designa a los que no se han ganado el cielo, lo ponen como un sirviente de Dios, que hace solo lo que él le ordena.
Es decir, lo hemos sacado también de nuestro pensamiento y actuamos como sin temor de nada que huela a dios o diablo, estamos por encima de esos seres porque nos valemos por nosotros mismos.
Hoy, el texto bíblico nos ayuda a reflexionar que el demonio actúa de manera muy cercana, sutil y atractiva para el hombre o mujer de todos los tiempos. Está muy dentro de nuestro corazón, o de nuestra conciencia para cumplir con aquellos deseos que siempre nos han gustado: tener riquezas, tener poder, tener fama.
Jesús se ve tentado a cumplir su vida por medio de esos caminos, así también nosotros que podríamos usar todo lo que está a nuestro alcance para ponernos por encima de los demás. Hemos sido testigos de que los poderosos son “dueños de playas”, merecen respeto porque “son alguien con título”, son de muy “buena familia”, etc., pero el camino de Jesús viene marcado por una fuerza mayor que tiene como base el amor recibido, y que le impulsa a “amar verdaderamente”. Ese sentimiento profundo le permite discernir los caminos que recorrerá.
El hombre amado no necesita riquezas en exceso, sino lo suficiente para vivir bien como los derechos humanos nos proponen; el poder no sirve si no es para estar disponible en toda necesidad del mundo.
Pidamos para que esta cuaresma nos ayude a ver bien lo que el demonio nos propone y saber eludir sus tentaciones respondiendo desde el amor que Dios nos tiene.
Primer domingo de Cuaresma, 9 de enero 2025.