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03 Ene2025

“Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría”

p luis alarP. Luis Alarcón Escárate
Párroco San José-La Merced de Curicó
Vicario Episcopal Curicó y Pastoral Social
Capellán CFT-IP Santo Tomás Curicó

Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: <<¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo>>. Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías. <<En Belén de Judea, le respondieron, porque así está escrito por el Profeta: “Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo; Israel”. Herodes mandó llamar secretamente a los magos y, después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: <<Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje>>. Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría y, al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra. Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino (Mateo 2, 1-12).

Esta Fiesta de la Epifanía del Señor celebra la manifestación de la salvación de Dios en Cristo Jesús a todos los hombres.

Se da un movimiento doble de búsqueda: Dios que se hace cercano, que busca al hombre y el hombre que busca a Dios. Seguramente de manera oculta, nebulosa, hasta que se logra aclarar la presencia sencilla y humana de Cristo en un niño envuelto en pañales en un establo de Belén.

Cada uno de los reyes nos representan a los hombres y mujeres del mundo que queremos conocer respuestas a todas las interrogantes a través del tiempo: ¿Quiénes somos?, ¿qué debemos hacer?, ¿qué nos cabe esperar? Y que a pesar de todas las búsquedas y explicaciones teóricas continuamos con la duda.

Cada uno de nosotros somos ese Mago de Oriente, somos los curiosos de la historia que intentan resolver grandes enigmas y que intentan responder a todas las necesidades que vemos día a día en nuestras relaciones fraternas.

Los buscadores de Jesús han descubierto una estrella que los lleva a conocerlo porque en él encuentran el don de ser alguien que se compromete día a día por superar la pobreza del mundo; ¿qué habrá visto un joven en Jesús que lo mueve a participar en política y apoya toda propuesta que impulsa el respeto por los derechos humanos, y sabe valorar el aporte de todas las culturas a una comunidad humana enriqueciéndola?; ¿qué motiva a un joven médico a salir de su país para apoyar la causa de los médicos sin fronteras y sanan las dolencias que padecen lugares más pobres del mundo?; ¿qué luz ilumina a aquellos que son capaces de dejar todo y dedicarse a la oración por el mundo en comunidades contemplativas y lo mejoran con su testimonio de servicio sencillo?

El encuentro y la irrupción de Jesús en la historia humana siempre será fuente de esperanza, de renovación. El que se ha dejado mirar por él nunca se sentirá opacado, sino que como decían del Padre Hurtado: “su mirada cariñosa te llevaba siempre a querer dar lo mejor de ti”.

Epifanía es manifestación de que el mensaje y la acción de Dios está presente y es necesario abrir los ojos para darse cuenta de su presencia.

Los apegados al poder como Herodes presienten amenaza, todos son enemigos, o por lo menos alguien a quien temer y lo hace envidioso, violento, egoísta, no podrá entender que Jesús es ayuda y aporte a su propio reinado. Los que se acomodan como los servidores del templo judío, no hacen nada porque se les obligará a trabajar, a cambiar y, si las cosas siempre han sido así mejor no incomodar, no ven la posibilidad de enriquecer su culto y su vida como guías espirituales de un pueblo.

Una comunidad que mira hacia el pesebre siempre descubrirá su rostro verdadero, el de la fragilidad, pero también el de la fortaleza. Descubrirá su don y su tarea. Se dará cuenta que ha venido el Señor a la tierra.

Aprovecho de saludar a cada uno con un gran abrazo al iniciar este nuevo año dos mil veinticinco, que podamos continuar viviendo de manera sinodal en nuestra iglesia diocesana y celebrando los cien años de anuncio del Evangelio en esta parte de Chile.

La Epifanía del Señor, domingo 5 de enero 2025.

27 Dic2024

“Sus padres quedaron maravillados”

p luis alarP. Luis Alarcón Escárate
Párroco San José-La Merced de Curicó
Vicario Episcopal de Curicó y Pastoral Social
Capellán CFT-IP Santo Tomás Curicó

Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de Él. Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: <<Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados>>. Jesús les respondió: <<¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que Yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?>>. Ellos no entendieron lo que les decía. Él regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón. Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres (Lucas 2, 41-52).

Una de las fiestas importantes de esta Navidad es la Sagrada Familia de Nazaret, es una imagen de lo que significa la comunión entre las personas y cómo se logran asociar para llevar adelante los proyectos que se van apareciendo y se comienzan a hacer propios para bien de los demás. La lógica divina pasa por canales que nos cuesta comprender y no tienen nada que ver con los intereses de tipo personal o individual que nos hace valorar lo que hemos construido con nuestras propias manos.

Será por eso que muchas veces en todo tipo de tarea, pareciera que todo comienza cuando uno llega, es así como hemos sido testigos de planes políticos que se desechan porque eran de otro partido; y proyectos de una junta de vecinos que queda olvidado porque ahora hay otra directiva; planes parroquiales y personas encargadas que se cambian porque hay nuevo párroco. Y todos con la excusa de que no era lo que se necesitaba.

En una familia lo primero que surge es valorar lo que otro es y hace. La Santísima Trinidad no anula a ninguna de las personas que la forman: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo realizan su obra sin ser obstáculo el uno para el otro, sino que en comunión cada uno ama la creación que juntos han iniciado.

José y María se “someten” a la voluntad divina porque han aprendido a amar de manera verdadera. En un amor que no piensa en sí mismo, sino que, en el bien del otro, en la realización del Reino de Dios. A pesar de la dificultad inicial, supo responder a lo que el Ángel le ha dicho y asume cariñosa y comprometidamente la tarea de ser verdadero padre de Jesús. Así entonces se constituye en el padre que el Niño necesita para crecer acompañado y con la guía que una persona necesita para ir descubriendo la Palabra de Dios que se hace vida en esa nueva criatura que ha nacido.

Hoy en día se echa de menos las familias que se reúnen cada domingo para compartir un almuerzo o para celebrar el aniversario de un integrante de ella, o simplemente para estar. Sin celulares que interrumpen las conversaciones y que nos hacen vivir “amontonados” pero en soledad, cada uno hablando con su grupo virtual.

La familia verdadera siempre hace surgir lo mejor de cada persona, invita siempre a compartir las aptitudes artísticas, los logros académicos, los talentos que construyen una vida. Son promotoras de personas, porque no existe el miedo. No hay en la familia temor a ser descubierto en tu fragilidad, en tus vergüenzas, porque ella te cuida y te corrige, te hace volver a la caravana donde estarás hasta que sea tu edad de empezar a entregar lo que aprendiste en ella. Te impulsará a ser ese alguien que ya eres, pero todavía no lo sabes.

La Sagrada Familia de Jesús, María y José, domingo 29 de diciembre 2024.

20 Dic2024

Dos mujeres sencillas, bendecidas por Dios

p luis alarP. Luis Alarcón Escárate
Párroco San José-La Merced de Curicó
Vicario Episcopal Curicó – Pastoral Social
Capellán CFT-IP Santo Tomás Curicó

Durante su embarazo, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su vientre, e Isabel llena del Espíritu Santo, exclamó: <<¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi vientre. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor>> (Lucas 1, 39-45).

Volvemos a escuchar esta palabra: Feliz. Siempre que nos imaginamos a Dios, al misterio, tenemos la impresión de que debe ser una persona muy formal y seria, por lo importante que es; pero siempre se salta las impresiones humanas y actúa como él es: como Dios. Y Dios se identifica con la Felicidad, con la alegría, con el gran banquete, con la fiesta en la cual hay de comer y beber.

Nos preguntábamos el domingo anterior qué cosas nos hacen felices y todas las personas coinciden en que son felices cuando se cumplen las expectativas, los deseos más profundos que tenían, aquellos que solo hace posible la fe. No son tener trabajo por tenerlo, o bienes porque sí, sino porque expresan reconocimiento de lo que se es como persona y de lo que se expresa a través de cada una de las obras que se realizan ya sea una construcción urbanística, artística, científica, etc.

La joven María, expresa en su gesto una fe muy grande. Si bien pertenecía a aquellos que eran los pobres de Yahveh, se había preparado para este encuentro, pero no de una manera tan cercana como “ser la madre de mi Señor”, actúa conforme a esa confianza que tiene en su Dios. Y como una mujer de fe acude donde Isabel, para comprobar su palabra y para servir a una madre ya mayor. Lleva el amor más grande en su seno y se encuentra con otro ser que salta de alegría al reconocer su presencia.

Una mujer mayor, Isabel, ha sido favorecida y su fe se ve premiada con la concepción de un hijo que será Juan el Bautista. El que será considerado la bisagra entre el antiguo y el nuevo testamento.

Cada una de estas madres han confiado plenamente en su Dios y se han visto llenas de alegría porque se han dispuesto de manera activa delante del Señor, no esperaron sentadas que todo ocurriera, sino que se movieron para mostrar esa bendición de Dios que cada una ha recibido. Lo hacen de manera muy anónima, no se exponen a la fama, a la opinión de los medios, solamente viven su fe como un servicio de amor a la humanidad entera. Es su papel en la salvación, siempre lo ha sido.

Hoy escuchamos muchas voces de mujeres buscando tener un espacio en la historia de su país. Creo que se lo merecen, y que deben vivirlo plenamente. Sin competencia sino en una plena comunión, ya que los dones son personales. Nadie tiene el mismo don que el otro, por lo tanto, surge la invitación permanente para proponer, crear, conducir, dirigir cualquier iniciativa humana.

En las próximas fiestas navideñas tengamos presente a tantos hermanos y hermanas que no pueden contemplar esta alegría porque hay guerras en muchos lugares del mundo, hay pobreza y hambre en otros sectores, principalmente en África; y el cambio climático que se hace presente en ambos hemisferios, algunos con grandes temporales e inundaciones y en el otro extremo con calores que superan los anteriores años.

Pero la presencia de Jesús en el corazón humano, como en María e Isabel, acercan a todos la vida de Jesús que transforma en alegría las realidades de dolor.

Cuarto domingo de adviento, 22 de diciembre 2024.

13 Dic2024

“Maestro, ¿qué debemos hacer?”

p luis alarP. Luis Alarcón Escárate
Párroco San José-La Merced de Curicó
Vicario Episcopal de Curicó – Pastoral Social
Capellán CFT-IP Santo Tomás de Curicó

Dios dirigió su palabra a Juan Bautista, el hijo de Zacarías, que estaba en el desierto. Éste comenzó a recorrer toda la región del río Jordán, anunciando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. La gente le preguntaba: <<¿Qué debemos hacer entonces?>>. Él les respondió: <<El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene y el que tenga qué comer, haga otro tanto>>. Algunos publicanos vinieron también a hacerse bautizar y le preguntaron: <<Maestro, ¿qué debemos hacer?>>. Él les respondió: <<No exijan más de lo estipulado>>. A su vez, unos soldados le preguntaron: <<Y nosotros, ¿qué debemos hacer?>>. Juan les respondió: <<No extorsionen a nadie, no hagan falsas denuncias y conténtense con su sueldo>>. Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si Juan no sería el Mesías, él tomo la palabra y les dijo a todos; <<Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias. Él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Tiene en su mano la horquilla para limpiar su era y recoger el trigo en su granero. Pero consumirá la paja en el fuego inextinguible>>. Y por medio de muchas otras exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Noticia (Lucas 3, 2-3. 10-19).

Juan Bautista estaba en el desierto, se había alejado de todo el ruido del mundo; no lo hace para desentenderse de él, sino para poder comprenderlo mejor como lo hacen los monjes contemplativos. También para comprender su propia vida y misión, ya que su nacimiento a partir de una intervención misteriosa del mismísimo Dios algo tenía que decirle a su propia existencia. Son muchas las personas que buscan el silencio para comprender su propio tiempo y su propia vida, de hecho, vemos en nuestras comunidades urbanas y rurales que son muchos los que vuelven de las grandes urbes para hacer su vida en la tranquilidad del campo o de las ciudades más pequeñas.

Durante adviento nos preguntamos acerca de lo que se debe hacer para estar en sintonía con esa paz que anhelamos y que implica una nueva forma de enfrentarla. La conversión que Juan nos propone está en la línea de actitudes nuevas que van haciendo novedosa la manera de enfrentar la vida del Reino de Dios.

Juan el Bautista, cuando orienta a los que le preguntan, no les agrega ritos ni fórmulas religiosas a su manera de vivir. Hemos conocido a multitud de personas que nos enseñan cosas que complican más que ayudar a la vida. Cuánta gente vive apegada a supersticiones como bajarse por un lado de la cama, siempre subir una escala con el pie derecho primero, y religiones que tienen sofisticados ritos para comunicarse con la divinidad, incluso los que siguen al demonio y que tienen prácticas tan difíciles que seguramente nunca han podido comunicarse con su ídolo.

La vida que nos trae el Mesías y es anunciada por Juan es hacer las propias actividades, pero bien hechas, con cariño. El secreto es amar tu trabajo y eso lo recibirán los demás como una fuerza que mejora el mundo en el cual vivimos. El solo nombre de Jesús purifica los corazones, calma las tormentas, ahuyenta los miedos, sin inventar nada extraordinario, solo recordamos su gesto de entregar la vida en el pan y el vino. Lo demás es buen vivir, es compartir con asombro lo que un don le hace a la vida de una persona: ver salir una silla de un pedazo de madera, un edificio de un montón de tierra, una canción de unas palabras y sonidos bien alineados.

Convertirse implica una nueva mirada y liberación de todo lo que me tapaba la vista, para conocer a ese Dios que viene a mí.

Tercer domingo de Adviento, 15 de diciembre 2024.

06 Dic2024

La alegría posible

p luis alarP. Luis Alarcón Escárate
Párroco San José-La Merced de Curicó
Vicario Episcopal Curicó – Pastoral Social
Capellán CFT-IP Santo Tomás Curicó

El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó diciendo: “¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el ángel le dijo: “No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin”. María dijo al Ángel: “¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relación con ningún hombre?”. El ángel le respondió: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios”. María dijo entonces: “Yo soy la servidora del Señor, que se haga en mi según tu Palabra”. Y el Ángel se alejó (Lucas 1, 26-38).

En este domingo con el cual finalizamos el mes de María, que está inscrito en el corazón de la mayoría de los cristianos porque es un mes de alegría y de esperanza, de la primavera que se afianza cada día más y adorna con las flores de todos los colores en cada capilla o gruta dedicada a la Madre. Quiero ofrecerles como en muchas ocasiones la reflexión del Padre Pagola que nos permite comprender lo que significa este anuncio a la joven de Nazareth: “La primera palabra de parte de Dios a sus hijos, cuando el Salvador se acerca al mundo, es una invitación a la alegría. Es lo que escucha María: «Alégrate».

Jürgen Moltmann, el gran teólogo de la esperanza, lo ha expresado así: «La palabra última y primera de la gran liberación que viene de Dios no es odio, sino alegría; no es condena, sino absolución. Cristo nace de la alegría de Dios, y muere y resucita para traer su alegría a este mundo contradictorio y absurdo».

Sin embargo, la alegría no es fácil. A nadie se le puede forzar a que esté alegre; no se le puede imponer la alegría desde fuera. El verdadero gozo ha de nacer en lo más hondo de nosotros mismos. De lo contrario será risa exterior, carcajada vacía, euforia pasajera, pero la alegría quedará fuera, a la puerta de nuestro corazón.

La alegría es un regalo hermoso, pero también vulnerable. Un don que hemos de cuidar con humildad y generosidad en el fondo del alma. El novelista alemán Hermann Hesse dice que los rostros atormentados, nerviosos y tristes de tantos hombres y mujeres se deben a que «la felicidad solo puede sentirla el alma, no la razón, ni el vientre, ni la cabeza, ni la bolsa».
Pero hay algo más. ¿Cómo se puede ser feliz cuando hay tantos sufrimientos sobre la tierra? ¿Cómo se puede reír cuando aún no están secas todas las lágrimas y brotan diariamente otras nuevas? ¿Cómo gozar cuando dos terceras partes de la humanidad se encuentran hundidas en el hambre, la miseria o la guerra?

La alegría de María es el gozo de una mujer creyente que se alegra en Dios salvador, el que levanta a los humillados y dispersa a los soberbios, el que colma de bienes a los hambrientos y despide a los ricos vacíos. La alegría verdadera solo es posible en el corazón del que anhela y busca justicia, libertad y fraternidad para todos. María se alegra en Dios, porque viene a consumar la esperanza de los abandonados.

Solo se puede ser alegre en comunión con los que sufren y en solidaridad con los que lloran. Solo tiene derecho a la alegría quien lucha por hacerla posible entre los humillados. Solo puede ser feliz quien se esfuerza por hacer felices a los demás. Solo puede celebrar la Navidad quien busca sinceramente el nacimiento de un hombre nuevo entre nosotros”.

Que estas palabras nos animen a la alegría profunda.

Segundo domingo de Adviento La Inmaculada Concepción de la Virgen María, 8 de diciembre 2024.

 

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